por Pedro Ruminot / Vendetta.cl


Hace unas semanas Cristina Fernández, presidenta de Argentina, decidió que la transmisión y la comercialización del fútbol quedaría en manos del estado, por considerar que el fútbol es un bien de todo el pueblo argentino y que todos deben tener un acceso gratuito a él. Al decidir comercializar el fútbol, el gobierno vende la transmisión de los partidos a las señales abiertas con cobertura en gran parte del país y los recursos obtenidos por la venta, la mitad van a la AFA (Asociación de Fútbol Argentino) y la otra mitad se reparte para deportes olímpicos y series menores de fútbol. A todas luces, un beneficio para el pueblo y el deporte argentino.
En Chile, la discusión sobre el tema no ha comenzado, ni al parecer lo hará. Los medios de comunicación y el Estado han hecho oídos sordos y no se han pronunciado al respecto. No hay un solo candidato que lo proponga y ni siquiera se ha puesto el tema en el debate público. Por ahora, el fútbol es otro bien social privatizado y que está lejos del alcance de los chilenos.
La ANFP se preocupa de lo social y pide que el Estado ejerza su rol sólo para pedir que invierta en infraestructura deportiva, pero se transforma en privada cuando se trata de cobrar. Los precios de las entradas para ver a la Selección y el costo del CDF hablan por sí solos.
La ANFP posee el 80% en la propiedad del Canal del Fútbol (CDF) que cuenta con dos señales en los sistemas de cable: el CDF Premium, en donde se transmiten los partidos en vivo y en directo para el que accede a través de un cobro extra en su boleta, y el CDF Básico, que en los partidos en vivo se hace llamar "CDF Radio": una transmisión donde se muestran las caras de los hinchas y se escuchan los comentarios de los relatores, una clara burla hacia los que sólo pueden pagar cable básico y que deben imaginarse como fueron los goles de su equipo. De los que no tienen cable, ni hablar: aún se mantienen pegados a la radio como en los años sesenta y esperando hasta el domingo en la noche para poder ver los goles que se imaginó.
Por lo tanto, el mensaje que envía el CDF es claro: si eres pobre y no puedes pagar por nuestros servicios, olvídate de ver los goles que nosotros transmitimos. Sigue imaginándotelos.
Es ahí donde el Estado debe ejercer un rol fundamental para detener esta injusticia. Los ciudadanos tienen derechos y entre ellos se encuentra el poder ver los partidos de fútbol en la televisión abierta. Todos deben tener acceso. No es una buena señal que solo los que pagan pueden ver el fútbol. Eso no es propio de una sociedad democrática y libre. El fútbol por la cantidad de personas que reúne en torno a él, tiene un rol social importantísimo.
Cada vez que se habla del rescate de los jóvenes y sus problemas, las autoridades hablan del deporte como medio a través del cual éstos pueden alejarse de la violencia y las drogas, pero poco hacen para que el deporte sea un bien de consumo gratuito y, por lo tanto, masivo. Poco se consigue construyendo multicanchas en las poblaciones, si los modelos a seguir y observar en el fútbol chileno tienen un alto precio que solo una parte de la sociedad puede cancelar. Incluso, sólo las imágenes de los goles tienen un alto precio y ni siquiera los noticiarios pueden emitirlos por el costo que implican.
Argentina nos sigue dando lecciones y mostrando cuál es el camino a seguir para poder avanzar en los derechos de las personas. Nuestros vecinos entregan gratuitamente salud, educación y ahora el derecho de ver los partidos de fútbol. Los pobres en Chile siguen esperando y deben conformarse -como siempre- con seguir imaginando una vida, una salud, una educación digna y también los goles de su equipo.