Don Manuel:


Me permito saludarlo, a raíz de los difíciles momentos que está viviendo en el Real Madrid hoy en día. Quizás usted no me conoce, pero yo a usted sí. Por lo menos por la tele.
Por la tele me he dado cuenta que sus días en el Real Madrid, por ahora, están contados. Sus días en el club merengue están sujetos a lo que pase hoy, en el partido ante el Getafe, y lo que suceda el martes, ante el Milan, por la Champions League, en el San Siro. Pero eso a usted debería importarle un pepino.
Es cierto que el puesto de entrenador en el Real Madrid es muy pero muy difícil, ya que está muy condicionado a los resultados. Prueba de ellos, son los 11 entrenadores que ha tenido el club merengue en los últimos 10 años. Fíjese: hasta se dieron el lujo de despedir a Vicente Del Bosque, que fue el entrenador que le dio el último título de Champions al club madridista.
Pero usted debe confiar en sus capacidades. Recordemos.
Muchos se le tiraron encima, cuando dirigió al plantel de la Universidad de Chile que descendió, por primera vez, a la Segunda División. Sin embargo, usted, perseverante, siguió adelante, dirigiendo a Palestino y O'Higgins, sin pena ni gloria, pero siguiendo adelante.
Llegó a ese plantel de lujo que tuvo la U. Católica en el 94 y el 95, con el Beto Acosta y Gorosito a la cabeza y, a pesar de que perdieron los títulos de ambos años frente a su más enconado rival (U. de Chile), demostró que sus capacidades para dirigir estaban intactas. Sólo había que seguir.
Dirigió a la Liga Deportiva Universitaria de Quito, otorgándole el sexto título local de su palmarés, en el año 1999 y, a pesar de que se marchó de ese equipo en el año 2000, quedó demostrado que su estilo de trabajo se estaba imponiendo por sobre todo.
Llegó a ese plantel de San Lorenzo, que lo ganó todo en el 2001, otorgándole, de pasadita, su primer título internacional en sus 93 años de vida (la Copa Mercosur). A pesar de que no estuvo para ese título, podríamos decir que otorgó los cimientos para que el "Ciclón" se adjudicara la Copa Sudamericana del año siguiente.
Soportó estoico las críticas que recibió en River Plate, pero, a pesar de todo, se fue por la puerta de atrás tras perder la Copa Sudamericana del 2003 ante Cienciano de Perú.
Llegó al Villarreal donde vivió su época de mayor gloria, clasificando al equipo (que hasta ese entonces era uno de los chicos de España) 2 veces a la Champions League y en una de ellas llegando hasta las semifinales y quedando a la deriva, apenitas, ante el Arsenal. Además, no le tembló la mano para separar del plantel a 2 monstruos de los camarines: Juan Pablo Sorín y Juan Román Riquelme.
Todo ese trazo de éxitos y experiencias lo llevó al Real Madrid, donde hoy vive días difíciles, todo por culpa de estar en la banca de un club que exige resultados y buen juego desde el primer partido. A pesar de recibir todos los días más críticas que apoyos, usted sigue firme con su manera de pensar y su manera de jugar.
Da lata ver como el periodismo español hace todo lo posible por tirarlo a un pozo al que no pertenece y, lo que me parece más penoso, es que el periodismo chileno haga eco de todas esas críticas. Y la mayoría de las veces, encontrándole la razón a los periodistas españoles.
Usted, no haga caso. Que pase lo que tenga que pasar. Y, por mientras, siga siendo el hombre que le ha puesto más énfasis al buen trabajo que al trabajo acelerado. Siga siendo el hombre serio que siempre ha sido. Y ojalá que, por fin, pueda triunfar en esa banca ingrata del Real Madrid.

Atentamente

Sebastián Torres / De Media Chilena