por Esteban Abarzúa, para Las Últimas Noticias

El Tribunal de Penalidades hizo uso de su facultad para actuar de oficio por una acción puntual de fútbol durante un partido y, producto de ello, el colocolino Lucas Barrios fue citado a declarar y, finalmente, castigado con una fecha de suspensión. ¿El delito futbolístico? Simular una falta penal a su favor ante Cobreloa.
La sanción parece ajustarse al reglamento, salvo por un detalle no menor: el tribunal sólo puede apelar a este mecanismo cuando se forma la convicción de que la falta no pudo ser observada ni por el árbitro ni por sus asistentes. En este caso, es obvio que Pozo sí vio la jugada en todo su desarrollo. Si no se pronunció oportunamente en contra del engaño (en la cancha o en su informe), es porque siempre pensó que era penal. Es decir: interpretó los hechos de manera distinta. Por lo que se sabe, las interpretaciones de los árbitros siguen siendo sagradas en el fútbol.
Alguien podría sostener ahora que Pozo cambió de opinión (cambio que en todo caso no se ha hecho público), pero eso ya no tiene mayor importancia. El nigerino Lucien Bouchardeau admitió diez años después que la mano de Ronald Fuentes contra Italia no fue intencional. Un día o diez años después son lo mismo para un árbitro: demasiado tarde.
Lo anterior no exime de culpa a Barrios, quien sacó provecho de su falta, pero les traerá un montón de problemas a los jueces y al mismo Tribunal de Penalidades.
En primer lugar, se deben castigar todas las acciones que induzcan al error a los árbitros. No sólo en los penales, sino también en los tiros libres cerca del área, siempre peligrosos. Siendo legalistas, se puede agregar el offside, en el caso de aquellos defensas que levantan la mano para forzar el fuera de juego cuando el rival está claramente habilitado (evitan así un gol en contra, algo tan grave como un penal).
Tampoco se ha tomado en cuenta un hecho esencial: los árbitros pueden equivocarse tanto al cobrar como al omitir un cobro. Sólo un ejemplo más al respecto, entre muchos posibles: ¿qué va a pasar con los empujones típicos en el área durante la ejecución de un corner? Según la nueva "regla", cada vez que esto ocurra y el árbitro caiga en la trampa, el tribunal deberá meter sus largas manos en el asunto, poner en evidencia la falla del referí y luego aplicar una sanción al infractor individualizado.
De este modo, los miembros del tribunal deberían revisar en detalle los videos de todos los partidos. En un cálculo sobrio, al menos tendrían un error arbitral por partido provocado intencionalmente por un jugador. En resumen, habría una decena de castigos sólo por este motivo cada semana. Y sin contar la Primera B, que también les compete.
Obviamente, nada de esto ocurrirá en la próxima fecha. Los sabios del tribunal se iluminaron un solo día para hacerse los lindos con el caso Barrios. ¿Por qué? La respuesta es para llorar: lo vieron en las noticias. Que Dios nos libre de los jueces que empiecen a juzgar los casos que solamente aparecen en la tele.