Si me demoré en escribir algo sobre el pobre partido visto la mañana-tarde de ayer en Coquimbo, fue porque todavía no podía creer que un partido con tamañas expectativas y un morbo tan alto (por la presencia del Fantasma Figueroa y Hugo Tocalli en las bancas, dos técnicos bastante cuestionados en los últimos días), se jugara a un nivel tan bajo.

Lo lamentable es que el público respondió, sobretodo por la (extraña) hora a la que fue programada este "clásico", si es que podemos llamarlo así.
Pero si me centrara en un análisis exhaustivo de un partido como este, sería absolutamente monotemático. Porque diría a cada rato que la UC fue mezquina en el desarrollo del partido, aunque con mucha razón. Si le expulsaron al Chupalla Fuentes en la primera jugada violenta del partido, lo más que podía hacer el Fantasma era resguardarse en su campo y esperar el contragolpe, cosa que a ratos resultaba, pero sin éxito.
También diría a cada rato que Colo-Colo jugó con 10 más de la mitad del partido, por la presencia de Claudio Graf. Con todas sus letras, ¡QUÉ JUGADOR MÁS MALO, POR DIOS! No puedo creer que un jugador con esas carencias técnicas y poca capacidad de definición esté jugando en uno de los clubes más grandes de Chile. Y lo peor es que no puedo creer la fe ciega que tiene su técnico, Hugo Tocalli, de ponerlo cuando se le pegue la gana. Incluso de titular. ¿Por qué no recurrir a la cantera, con jugadores como Phillip Araos y Yashir Pinto? Nadie entiende.
El partido se hizo lento. A ratos, tedioso. Fome. Aburrido. Sin chispa, sin sorpresa. Uno esperaba que los jugadores hicieran una cosa, que tocaran a un compañero, que los que jugaban en las bandas se abrieran para recibir un balón con ventaja, algún centro bien dirigido, pero hacían todo lo contrario.
Al final del partido, Colo-Colo aceleró un poco más la maquinaria, pero se encontró con ese muro infranqueable llamado Paulo Garcés, y una defensa bien ordenada, compuesta por Waldo Ponce, David Henríquez y Rodrigo Valenzuela (que cubrió la mayoría del partido el puesto dejado por Ismael Fuentes).
Y el partido se basó en eso. Un aburrido empate sin goles fue el corolario de una tarde en la que muchos madrugaron con la esperanza de ver un partido intenso, pero se quedaron con las ganas.
Y, como conclusión, con este tipo de partidos uno se da cuenta del por qué estos equipos son los únicos que están dando bote en la Copa Libertadores. En el partido de ayer, estuvo la respuesta.